Una de las cosas que tengo que agradecer a mi familia es el haberme contagiado la afición por la lectura. Desde pequeña siempre me ha encantado leer, y tengo la suerte de que a Fredi le pasa lo mismo (o incluso más diría yo, de hecho él lee mucho más que yo, y mucho más deprisa). Con estos antecedentes, supongo que no es ninguna sorpresa que a Irene y Alicia les encanten los libros también, pero la verdad es que nos hace mucha ilusión
Casi todas las noches sacamos un rato para leer cuentos juntos antes de ir a dormir, y como ahora Irene ya sabe leer (ha avanzado una barbaridad en estos últimos meses), le encanta leer en voz alta para nosotros, y sobre todo para Alicia. A Alicia le da un poco de pena no saber leer todavía, pero se consuela diciendo que cuando empiece a ir al cole, aprenderá a leer ella también…
Una cosa que nos está resultando muy curiosa es ver el proceso de aprender a leer en inglés, que es totalmente distinto a como aprendimos nosotros en español. Empezaron el curso pasado aprendiendo los sonidos, con el sistema de
Jolly Phonics, y a leer cuentos muy sencillitos, de una frase en cada página. Pero este año, con las bases ya bien asentadas, el progreso está siendo espectacular, o eso nos parece a nosotros (ya vamos por el nivel cuatro en los libros de lectura del cole, ¡bien!)
Luego nosotros en paralelo le estamos enseñando a leer en español también, con el apoyo añadido del
Instituto Cervantes los sábados por la mañana. Los libros en mayúsculas los entiende perfectamente, y los de letras de imprenta “normales” también, pero curiosamente los que están escritos con letra de caligrafía, como la que hacíamos nosotros cuando aprendimos a escribir, le cuestan un montón, no reconoce bien las letras… es muy curioso ver cómo las cosas se pueden enseñar y aprender de mil formas distintas.
Pero lo más importante es que le está cogiendo mucha afición a la lectura, que cuando tiene un rato libre, a veces se coge un libro y se pone ella a leer por su cuenta, y lo mismo hace Alicia inventándose la historia a partir de los dibujos, o repitiendo lo que recuerda de la última vez que le leímos el cuento (tiene buena memoria la muchacha, ¿a quién habrá salido?

). Y así es como tiene que ser, buena gana de obligar a un niño a leer si no le apetece, tiene que salir de ellos…
Para terminar, aquí os dejo un artículo relacionado que me pareció interesante, sobre
los niños y la lectura.