En servicios mínimos
No, no me he declarado en huelga ni muchísimo menos: este blog está en servicios mínimos básicamente por falta de tiempo 
Así que allá vamos, resumen rápido de la semana: de lunes a viernes hemos estado a lo nuestro, en la guarde/el trabajo todo el día y por las tardes un ratito juntos, cena, baño y a la cama.
Y del fin de semana esta vez sí que nos hemos enterado, la verdad es que ha estado muy bien. El sábado tuvimos la fiesta infantil de Navidad de mi empresa (sí señores, al final la Navidad nos ha acabado atrapando, y mira que hemos intentado esquivarla...), y las dos niñas se lo pasaron bomba; Irene al principio estaba un poco timidilla y al castillo flotante no se quiso ni acercar (cierto que los que estaban dentro eran niños un poco más mayores), pero disfrutó un montón jugando con su amiguita Laia, viendo los payasos y guiñoles, y sobre todo pintándose la cara como si fuera... ¡un león! Fue ella quien pidió ser un león (mariposa no, mariposa en la guarde, yo, A LION) y luego iba por ahí diciéndole a la gente: ¡¡¡groarrr!!!
A todo esto, Alicia no tenía muy claro lo que estaba pasando pero había tanta gente y era todo tan interesante que daba igual
. Luego llegó la hora de ir a ver a Santa y recibir un regalito cada una, y no estuvo del todo mal, Irene no se quiso acercar demasiado a Santa pero sí estuvo simpática y recogió el regalo, ¡el año pasado ni siquiera conseguimos que entrara en la caseta! A Alicia le encantó su regalo, tenía muchos botones con sonidos de animales, ¡más entretenimiento para toda la tarde! Y al final, como era de esperar, las dos cayeron rendidas en el coche de vuelta a casa.
Así que el domingo lo dedicamos a levantarnos tarde (las ocho, ¡halaaa!), descansar un poco y a dar una vueltita por Liffey Valley, que teníamos un par de recados que hacer, y ahí sí que conseguimos esquivar bastante bien el mogollón navideño, nos fuimos justo cuando aquello empezaba a ponerse imposible. Y con esto y un bizcocho ya estamos otra vez a lunes, y yo como siempre tengo mil ideas para escribir aquí pero poco tiempo que dedicarle, ¡sorry! Ya vendrán tiempos mejores

Así que allá vamos, resumen rápido de la semana: de lunes a viernes hemos estado a lo nuestro, en la guarde/el trabajo todo el día y por las tardes un ratito juntos, cena, baño y a la cama.
Y del fin de semana esta vez sí que nos hemos enterado, la verdad es que ha estado muy bien. El sábado tuvimos la fiesta infantil de Navidad de mi empresa (sí señores, al final la Navidad nos ha acabado atrapando, y mira que hemos intentado esquivarla...), y las dos niñas se lo pasaron bomba; Irene al principio estaba un poco timidilla y al castillo flotante no se quiso ni acercar (cierto que los que estaban dentro eran niños un poco más mayores), pero disfrutó un montón jugando con su amiguita Laia, viendo los payasos y guiñoles, y sobre todo pintándose la cara como si fuera... ¡un león! Fue ella quien pidió ser un león (mariposa no, mariposa en la guarde, yo, A LION) y luego iba por ahí diciéndole a la gente: ¡¡¡groarrr!!!
A todo esto, Alicia no tenía muy claro lo que estaba pasando pero había tanta gente y era todo tan interesante que daba igual

Así que el domingo lo dedicamos a levantarnos tarde (las ocho, ¡halaaa!), descansar un poco y a dar una vueltita por Liffey Valley, que teníamos un par de recados que hacer, y ahí sí que conseguimos esquivar bastante bien el mogollón navideño, nos fuimos justo cuando aquello empezaba a ponerse imposible. Y con esto y un bizcocho ya estamos otra vez a lunes, y yo como siempre tengo mil ideas para escribir aquí pero poco tiempo que dedicarle, ¡sorry! Ya vendrán tiempos mejores
