No sé muy bien cómo empezó la tradición, pero en mi familia desde hace muchos años, normalmente quien va de vacaciones suele traer imanes de nevera como recuerdo. Puede parecer una tontería, pero me parece un detalle bonito… Cada vez que voy a visitar a mis padres o hermanos, me entretengo un buen rato mirando los imanes de su nevera, repasando los viejos conocidos y buscando alguna nueva adquisición. Yo misma he contribuido con unos cuantos, por supuesto. Y algunos de ellos los tenemos en varias casas, o bien iguales o parecidos, en distintas versiones.
Quizá por eso tengo yo debilidad por los imanes de nevera, lo cual junto con mi afición por las pizarras magnéticas, da como resultado una cantidad considerable de imanes en casa 🙂
Algunos los tengo puestos siempre, otros los voy rotando. Algunos son regalos de amigos o familiares, ¡y otros me los he regalado yo misma! Hoy os dejo aquí estos tres, que me parece que tienen mensajes chulos:
- La vida no tiene que ser perfecta para ser maravillosa.
- La preocupación es como una mecedora. Te dará algo que hacer, pero no te llevará a ninguna parte.
- Literalmente, me encanta la literatura.
Yo soy de poco imán…. los poquitos que tengo me los ha puesto Luy, cuya madre también colecciona porrón de imanes en su nevera, jajajaja. Me da pavor ver esas neveras tan llenas de imanes, con un claro horror al vacío al más puro estilo barroco. Uff….. hay que dejar sitio limpio y vacío para cosas nuevas; ¿y lo bien que se limpia una nevera sin imanes…. ? xD
Buen punto lo de dejar hueco para cosas nuevas, nosotras vamos cambiando cada cierto tiempo la decoración de la nevera 🙂