Hace tiempo oí un chiste que es supuestamente irlandés, aunque por lo visto hay muchas versiones de distintos países: un turista que anda perdido por una zona rural se para a preguntarle a un paisano cómo llegar a una ciudad determinada (pongamos Cork), y el paisano, después de pasarse un buen rato haciéndose un lío con sus propias indicaciones, al final le dice: “bueno, es que si yo quisiera ir a Cork, ¡no empezaría por aquí!”.

Vale, está claro: a veces desearíamos que las cosas fueran diferentes. Querríamos estar “en otro sitio”, haber llegado ya adonde creíamos que deberíamos llegar. O quizá preferiríamos haber tomado un camino distinto. Pero el caso es que, dondequiera que sea que estemos ahora, ése es nuestro “aquí”, no hay más vuelta de hoja.
Así que tenemos dos opciones: seguir quejándonos por estar donde estamos y por cómo hemos llegado hasta aquí, o aprender de ello y empezar de una vez a caminar hacia donde queremos estar.
Aquí va una cita anónima que creo que lo resume bien:
Aunque no puedes volver atrás y empezar otra vez, puedes empezar desde ahora y tener un final totalmente nuevo.
Y tú, ¿dónde estás, y adónde quieres ir? ¿Y quieres seguir perdiendo el tiempo dándole vueltas, o estás ya listo para empezar a caminar?