El principio de curso y el principio de año son dos épocas muy típicas en las que aprovechamos para empezar nuevos proyectos, crear nuevas rutinas, aprender cosas nuevas… En definitiva, para empezar una nueva etapa de nuestra vida, de una manera u otra.
Es cuando nos ponemos en movimiento otra vez, después de un paréntesis vacacional.
Pero, ¿nos hemos planteado alguna vez qué es lo que nos mueve?
La palabra motivación viene del latín motivus, que significa «movimiento», y es la fuerza que nos empuja a ponernos en marcha para conseguir lo que queremos. Hay muchas teorías y explicaciones súper interesantes sobre la motivación, y ya os iré contando más cosas en artículos futuros, pero hoy me gustaría centrarme en una de las observaciones que hace la PNL (Programación Neurolingüística) sobre este tema.
Gran parte de la PNL se basa en identificar patrones de pensamiento y de lenguaje, y trabajar con ellos para obtener mejores resultados en nuestra vida. Concretamente, los llamados metaprogramas son patrones que indican nuestras preferencias naturales a la hora de motivarnos y de realizar tareas: por ejemplo, algunos de nosotros estamos más orientados a «ir hacia» aquello que queremos conseguir, mientras que otros nos enfocamos más en «alejarnos de» lo que queremos evitar (en inglés, «towards» versus «away from»).
Esto resulta muy útil a la hora de encontrar la manera idónea de motivarnos y motivar a los demás, tanto en el terreno personal como en el laboral: ¿Qué es lo que más me importa realmente cuando pienso en este objetivo o reto ante el que me encuetro? ¿Alcanzar un alto nivel de calidad y satisfacción del cliente, o asegurarme de que no haya problemas ni quejas? ¿Conseguir el éxito, o evitar el fracaso? ¿Conseguir el placer, o evitar el dolor? Los dos planteamientos son perfectamente válidos, y probablemente uno nos resonará mucho más que el otro, nos empujará más a la acción.
También, cuando trabajamos con un equipo o nos dirigimos a un grupo de personas, conviene incluir los dos enfoques, para asegurarnos de que el mensaje llega bien a todo el mundo: «Esta nueva app marcará un antes y un después para nuestro producto. Si seguimos adelante con la implementación, podremos multiplicar nuestras ventas y llegar a ser líderes de mercado; si no, nos quedaremos estancados y nos adelantará la competencia».
Otro ejemplo que se me ocurre de este doble argumento son algunas citas motivacionales, como por ejemplo ésta que tengo por casa, y que según internet se atribuye a Mark Twain:

Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por las que hiciste. Así que suelta amarras, navega lejos de la seguridad del puerto, aprovecha los vientos alisios. Explora. Sueña. Descubre.
¿Qué te parecen estos dos enfoques de la motivación? ¿Con cuál de los dos te identificas más?