Palabras intraducibles: struggle

Los que ya llevéis un tiempo leyendo este blog sabréis que de vez en cuando escribo sobre una frase que me parece difícil de traducir, o bien del inglés al español o viceversa (si tenéis curiosidad por leer esos artículos, los encontraréis en la categoría de Intraducibles).

Hoy lo que os traigo no es una frase, sino una palabra en inglés, concretamente un verbo: to struggle.

El diccionario nos dice que se traduce como luchar, enfrentarse o forcejear con algo. Y sí, por ahí van los tiros, pero me faltan matices en esa definición. Tal vez porque, al menos en mi cabeza, ese «algo» la mayoría de las veces no es un algo físico, sino una situación o un reto ante el que no sabemos desenvolvernos, y que nos causa sufrimiento mientras intentamos superarlo.

La galería de fotos de WordPress me ha dado estar representación visual de struggle, que me ha parecido muy acertada:

La cuerda podría representar cualquier cosa, real o figurada (¡o imaginada!) con la que nos tengamos que enfrentar y ante la que nos veamos faltos de recursos. Me parece una metáfora muy interesante, porque la cuerda de por sí no tiene vida propia, todo depende de lo que hagamos con ella: podemos irnos liando cada vez más hasta acabar paralizados, o conseguir ir deshaciendo los nudos, y poco a poco liberarnos. Es casi como si esa lucha, ese enfrentamiento, ese forcejeo, en el fondo fuera con nosotros mismos.

Y aquí hay una cosa que me gustaría dejar muy clara: esto nos pasa a todos en un momento u otro, o más bien en muchos momentos de nuestra vida. Es parte de la vida misma. Es así como aprendemos, como crecemos, como evolucionamos.

Una historia muy típica que se cuenta sobre este tema es la de la mariposa: parte de su metamorfosis consiste en salir del capullo, y eso le cuesta muchísimo, es una verdadera lucha; a cualquiera que lo viera desde fuera le parecería que se va a morir sin conseguirlo. Pero lo consigue. Y tiene que ser ella la que lo haga, porque así es como se fortalecen sus alas, para luego poder volar. Si alguien, con toda su buena intención, abriera el capullo antes de tiempo para dejarla salir, se quedaría demasiado débil y no sobreviviría.

De la misma manera, todos tenemos que seguir nuestro propio camino y pasar por nuestras propias transformaciones. ¿Pero realmente tenemos que pasarlo tan mal? ¿O vérselo pasar tan mal a otros, y sin ayudarles? Bueno, lo que sí podemos hacer es tratar esos momentos de la vida como lo que realmente son: etapas de crecimiento, completamente normales. Y sí que podemos ayudar, pero no a base de intentar solucionarle a esa persona los problemas desde fuera, sino respetando su proceso, y acompañándola para que encuentre sus propios recursos y sus propia soluciones.

Creo que esto se resume muy bien en esta cita, que es el primer principio del coaching co-activo:

Las personas, por naturaleza, son creativas, completas y están llenas de recursos.
Las personas no están rotas, no necesitan que las arreglen, y tienen su propia sabiduría innata sobre cómo vivir la vida.

Lo que quiero decir con esto es que, salvo contadas excepciones donde hay patología o trastorno y sí que es necesario acudir a un psiquiatra o a un psicólogo, por lo general todo lo que necesitamos es un poco de tiempo, apoyo y confianza en nosotros mismos para ir superando los retos que se nos pongan por delante.

Eso, y autoconocimiento, mucho autoconocimiento, que siempre ayuda 🙂

Frases intraducibles: taking a step back

Hoy os traigo otra de esas frases que me parece que funcionan súper bien en inglés, y para las que no encuentro una traducción convincente al español: taking a step back.

Literalmente significa dar un paso atrás, y se utiliza en el sentido de distanciarnos un poco de los detalles de una situación para poder verla en su conjunto y con mayor claridad, y así poder tomar mejores decisiones.

¿Y qué mejor momento para dar un paso atrás que durante unos días de descanso?

Este fin de semana estamos de puente aquí en Irlanda, o más bien de fin de semana largo. Mi sobrina Ana y su novio, Javi, han venido a hacernos una visita (gracias chicos!), y estamos aprovechando para salir un poco de Dublín y turistear por el oeste de la isla.

Mucho se habla en estos tiempos de la importancia de desconectar y recargar las pilas de vez en cuando, mayormente porque vivimos hiperconectados y sobrecargados en nuestro día a día… Yo os invito a ir un paso más allá, y que la próxima vez que os toméis un par de días de descanso, deis un paso atrás y reflexionéis sobre alguna de estas citas:

El modo en que pasamos nuestros días es, por supuesto, el modo en que pasamos nuestras vidas.

Annie Dillard

La acción expresa nuestras prioridades.

Mahatma Gandhi

Haz menos cosas. Hazlas mejor. Ten claro por qué las haces.

Cal Newport

Frases intraducibles: echao p’alante

Hoy traemos a nuestra sección de frases intraducibles una expresión coloquial muy típica española: ser muy echao p’alante.

El Collins Dictionary da tres ejemplos de traducción de es muy echado p’alante, espero que tengan sentido para los que me leéis en inglés:

  • He’s very pushy
  • He’s very forward
  • He’s not backward in coming forward (informal)

Para mí, ser echao p’alante significa ser valiente, en el sentido de atreverse, tomar la iniciativa y entrar en acción en determinadas situaciones, sin miedo a hacer el ridículo (o a lo mejor con un poco de miedo, pero sin dejar que eso les condicione).

Little girl riding on a horse with her hands in the air, seen from behind

Me viene a la memoria mi amiga Bárbara, que durante años fue la presidenta de la Asociación de Padres de nuestro cole de primaria. Ella un día me explicaba que, cada vez que se pedían voluntarios para organizar alguna cosa en el cole, siempre había cierta gente que se echaba para alante, y cierta gente que se echaba para atrás.

Yo era de las que me apuntaba para ayudar en todo lo que pudiera, pero principalmente para ayudar, no para liderar. No era yo quien tomaba la iniciativa, prefería seguir la iniciativa de otros. Y este patrón se ha ido repitiendo año tras año en muchas facetas de mi vida.

Vamos, que yo no soy ni nunca he sido lo que se dice muy echá p’alante… Lo bueno es que ahora ya sé que eso es parte de mi personalidad, más concretamente de mis tendencias instintivas, no una debilidad de mi carácter que tenga que superar.

Según la teoría de los instintos promulgada por Mario Sikora y que se enseña en conjunción con el eneagrama, nuestros instintos naturales como personas se pueden agrupar en tres áreas principales: instintos relacionados con la conservación (buscar la supervivencia, cuidar nuestras necesidades básicas, cuidar de los nuestros), instintos relacionados con lo social (sertirnos parte de un grupo, relacionarnos con nuestros semejantes) e instintos relacionados con la transmisión (reproducirnos, propagar nuestro mensaje, dejar un legado en este mundo).

Cada persona tiende a tener una de esas tres áreas instintivas mucho más desarrollada que las otras dos, con otra área secundaria, y una tercera mucho menos desarrollada. Y a grandes rasgos, podríamos decir que las personas con más instinto transmisor tienden a ser más echadas para alante, por su necesidad instintiva de transmitir, de convencer, de avanzar. En cambio, las personas que tenemos más instinto de conservación tendemos a echarnos más para atrás, a protegernos y a querer pasar desapercibidos,. Las personas con un instinto predominantemente social tienden a buscar un equilibrio entre lo que dan y lo que reciben, esperando reciprocidad.

Un punto importante que quiero destacar es que ninguna tendencia instintiva es mejor ni peor que las otras; las necesitamos todas, porque cada una implica unas habilidades y fortalezas características, y entre todas se equilibran dentro del grupo. Necesitamos conservadores, sociales y transmisores en nuestra tribu.

A mí personalmente, el aprender cómo funcionan los instintos me está ayudando un montón a comprender tanto mis propias reacciones y comportamientos como los de los demás. Pero eso no significa que podamos ponerlo como excusa para seguir haciendo las cosas siempre igual, todo contrario. La idea es ver que en lugar de forzarnos a hacer cosas radicalmente opuestas a nuestro instinto, podemos trabajar con ello y sacarle el mejor partido posible, diseñando estrategias que nos consigan los resultados que queremos de una manera más natural y más adaptativa.

Yo en mi caso, siendo más bien de instinto conservación, sé que tengo que ponerle especial atención al tema de tomar la iniciativa y entrar en acción, porque es algo que no me suele salir natural. Me busco trucos para motivarme, y así ir avanzando poco a poco sin agotarme ni sentirme sobrepasada. ¿Y qué es lo que más me ayuda? Frases como éstas:

Si no vas a por lo que quieres, nunca lo tendrás.
Si no preguntas, la respuesta siempre es no.
Si no das un paso adelante, estás siempre en el mismo sitio.

Nora Roberts

Y tú, ¿eres de los que se echa para alante, o de los que se echa para atrás? ¿Cuál sería una motivación lo suficientemente fuerte como para echarte hacia adelante?

Frases intraducibles: getting out of your own way

Hoy toca hablar de otra de esas expresiones que me encantan en inglés y que creo que pierden la gracia al traducirlas al español.

Se trata de “getting out of your own way”, que básicamente quiere decir dejar de estorbarte a ti mismo, en el sentido de dejar de ser un obstáculo en tu propio camino. Yo cuando lo oigo, me imagino un camino delante de mí, con un pedrusco enorme en todo el medio, bloqueándolo… Y me doy cuenta de que muchas veces ese pedrusco lo pongo yo.

Vaaale, no siempre es un pedrusco tan grande, a veces son piedras más pequeñas… Pero el caso es que me pasa, me saboteo a mí misma, y es algo que nos sucede muy habitualmente a las personas.

Hoy mi hija Eva, que se está leyendo los libros de Harry Potter, ha mencionado a Dobby, el elfo doméstico. Si os acordáis, Dobby, cuando se daba cuenta de que había hecho algo que iba contra las normas, aunque fuera con la mejor intención, se decía “¡Dobby malo!” y se hacía daño a sí mismo, pegándose de cabezazos contra la pared y cosas así.

Pues bien, a mí me da la sensación de que las personas a veces hacemos algo parecido, por supuesto inconscientemente. Nuestra parte racional se marca un objetivo y quiere avanzar en esa dirección, pero se ve frenada (y a veces, saboteada) por otra parte más profunda de nosotros mismos, que de alguna manera cree que llegar hasta ese objetivo va a ir en contra de lo que debería ser.

Por eso, cuando vemos que nos cuesta avanzar hacia la meta, que damos un paso para adelante y dos para atrás, es hora de empezar a escarbar para ver qué se esconde por debajo de ese autosabotaje: puede que haya creencias, valores, o incluso aspectos de nuestra propia identidad que estén entrando en conflicto con eso que aparentemente queremos conseguir. Ahí es donde un proceso de coaching puede ayudar un montón, para sacar a la luz esas “fuerzas ocultas” que nos hacen interponernos a nuestro propio éxito.

¿Y tú? ¿De qué manera te pones piedras en tu propio camino? ¿Y qué te haría falta para poder retirarlas?

Frases intraducibles: me da pereza

Hoy os traigo otra de esas frases intraducibles que me gusta coleccionar, solo que esta va al contrario que las anteriores: es una expresión en español para la que no encuentro buena traducción en inglés.

Situación de ejemplo: es viernes por la tarde, y la fiesta de Navidad de la empresa empieza en un par de horas. Ya se ha hecho de noche y hace mucho frío en la calle; la nieve de la noche anterior se ha empezado a convertir en hielo. En casa se está calentito, muy a gusto, y cuando empiezo a pensar en arreglarme y salir para ir hasta el centro de Dublín, a la fiesta…

Me da pereza.

Grey cat lying on its side a wooden shelf, looking at the camera

Eso es lo que diría yo en español, “me da pereza”, que viene a ser algo así como que “me sobreviene un sentimiento de vagancia al pensar en hacer X”. Es como que me canso sólo de pensarlo. Es una poderosa sensación que se me viene encima… y que me empuja hacia el sofá 😀

Buscando por ahí, he encontrado dos posibles traducciones: “I don´t feel like it”, que significa “no me apetece”, y “I can´t/couldn´t) be bothered”, que básicamente quiere decir que no lo voy a hacer, bien porque no lo considero necesario, o porque no me interesa, o porque soy demasiado vago como para hacer el esfuerzo.

Supongo que, de las dos, la que más se acerca es el “I don´t feel like it”, porque transmite la sensación de que en general creo que hacer X es una buena idea, pero que ahora mismo no me apetece o no tengo energía para hacerlo. El “couldn´t be bothered” no me acaba de encajar, no me parece que le dé valor ninguno a X (por pasotismo, indiferencia, o a saber qué), y además ya presupone que, sea lo que sea X, no lo voy a hacer.

Y esa es, en mi opinión, la gracia del “me da pereza”, o del “no me apetece”: que impone pero no impide, es una barrera que se puede superar. Nuestro cerebro muchas veces se quiere ir a lo fácil, a lo cómodo, a lo que nos ahorre más energía, y por muy buenas razones (véase instinto de conservación). Pero nosotros no tenemos por qué hacerle siempre caso, porque él no siempre sabe lo que más nos conviene…

Con esto no quiero decir que no escuchemos a nuestro cuerpo cuando de verdad necesite descansar, por supuesto que sí. Pero más allá de eso, viene bien que nos planteemos qué es de verdad lo que nos está frenando, y por qué. ¿Qué hay detrás de esa pereza? ¿Qué es lo que estamos intentando evitar en realidad? ¿Y qué recompensa nos podemos encontrar si aun así seguimos adelante? Así sabremos si merece la pena hacer ese esfuerzo inicial.

¿Fui al final a la fiesta? Sí. ¿Por qué? Porque sabía que una vez allí, me lo iba a pasar genial, y así fue. ¿Cuál fue mi estrategia? La misma que me ha funcionado ya tantas veces, ir directamente a prepararme sin pensarlo mucho, y sobre todo, ¡no sentarme en el sofá!

Y a ti, ¿qué te da pereza normalmente, y cómo te motivas para superarla?

Frases intraducibles: walking down memory lane

Hoy os traigo otra expresión de esas “intraducibles” que me encanta en inglés, porque me parece una metáfora muy chula: walking down memory lane, que en español sería algo así como “darse un paseo por la calle de los recuerdos”.

Y eso es precisamente lo que he estado haciendo este fin de semana: acompañar a unas amigas en su paseo por la calle de los recuerdos, volviendo a visitar lugares que no habían pisado desde hacía muchos años. Ha resultado un paseo precioso, tanto en el sentido literal como en el figurado, e inevitablemente, hemos creado nuevos recuerdos (¡gracias chicas!)

Stack of old black and white photos

En español, lo más parecido al memory lane que se me ocurre es el baúl de los recuerdos, de la famosa canción de Karina:

Buscando en el baúl de los recuerdos
Cualquier tiempo pasado nos parece mejor.
Volver la vista atrás es bueno a veces,
Mirar hacia adelante es vivir sin temor.

También me parece una metáfora curiosa. Y también este fin de semana me he encontrado rebuscando en ese baúl, rescatando momentos especiales con una persona muy querida que desde ayer ya no está con nosotros, y de la que me hubiera gustado poder despedirme.

Estoy de acuerdo en que de vez en cuando viene bien mirar un poquito hacia atrás y recordar con cariño las cosas que fueron, ya que al fin y al cabo, como decía my abuela, “aquellos tiempos trajeron éstos”. Aunque eso sí, tengamos cuidado de no regodearnos demasiado, que no nos impida aprovechar el presente…

Disfruta de las cosas pequeñas de la vida, porque tal vez un día vuelvas la vista atrás y te des cuenta de que ésas eran las cosas grandes.

Robert Brault

Frases intraducibles: back to basics

Aquí va otra frase en inglés de esas que me gusta llamar “intraducibles” – no es que no se puedan traducir al español, pero en inglés suenan muchísimo mejor, para mi gusto, y la traducción digamos que hay que explicarla para que se entienda bien (otras frases y expresiones aquí, aquí y aquí).

Y la frase de hoy es “back to basics“, que significa más o menos “volver a lo básico”.

¿Y qué es lo básico? Pues depende del tema del que estemos hablando. Si estamos hablando de decoración, por ejemplo, o de moda, puede ser apostar por líneas y colores más sencillos, en vez de estilos más rebuscados. Si hablamos de educación primaria, puede ser volver a poner más énfasis en las asignaturas esenciales, como son la lengua y las matemáticas. La idea que a mí me transmite el “back to basics”, en general, es que nos hemos vuelto tan sofisticados (en el área que sea) que se nos ha olvidado lo realmente importante, la base de todo, y hay que volver a ella.

Es una frase que se puede aplicar a muchas situaciones, en casa, en clase y en el trabajo. Hoy os quiero proponer usarla como recordatorio para cuidarnos.

woman doing hand heart sign while looking at the sunset

Cuidarnos nosotros primero, para poder después cuidar de los demás, o cuidar de nuestros asuntos. Porque, ¿cuántas veces estamos tan ocupados y llenamos nuestro día con tantas cosas que al final no nos dedicamos tiempo ni atención a nosotros? Y sólo nos damos cuenta cuando ya no nos queda energía, cuando ya estamos agotados.

Quizá sea porque creamos que hay otras cosas más importantes, que los demás tienen que ir primero… Pero eso en el fondo no es sostenible. Me gusta mucho cómo lo expresa Katie Reed:

“El autocuidado es darle al mundo lo mejor de ti, en lugar de lo que queda de ti.”

Katie Reed

¿Te gustaría tener energía para poder darle al mundo lo mejor de ti? Entonces te propongo volver a centrarte en estos cuatro pilares básicos, si es que en algún momento los has descuidado:

  • Descanso – dormir lo suficiente todas las noches, y que el sueño sea profundo y reparador, además de tomarte pequeños descansos durante el día.
  • Dieta – una alimentación sana, equilibrada y a ser posible natural, bebiendo mucha agua para mantener la hidratación, y respirando conscientemente a menudo para oxigenar todas las células.
  • Ejercicio – dedicar tiempo a moverte, y si es a menudo y al aire libre, aún mejor. Si eliges algo que te guste y te motive, lo harás más a menudo: tu deporte favorito, nadar, correr, bailar, hacer yoga…
  • Conexión – encontrar el equilibrio entre dedicar tiempo a conectar con los demás, pues somos seres sociales, y conectar también con nosotros mismos, para poder mantener “las pilas cargadas”.

¿Qué te parecen estos cuatro pilares básicos del autocuidado? ¿Añadirías algún otro? ¿A cuál crees que te vendría bien dedicarle más tiempo y atención en este momento de tu vida?

Frases intraducibles: food for thought

Como ya he dicho un par de veces en este mismo blog, hay algunas frases en inglés que me encantan y para las que no encuentro una buena traducción al español, y viceversa.

La frase que me ha venido hoy a la cabeza es “food for thought”, que básicamente viene a ser algo que te hace pensar cuando lo lees o lo oyes. Literalmente sería algo así como “comida para pensar”, o “comida para tu mente”.

Que es un poco lo que busco proporcionaros cada semana con estos artículos: ideas o citas que puedan despertar la reflexión… y con suerte, también hasta un poco de acción.

Aquí va la de hoy:

Los pasos que no te atreves a dar también dejan huella.

Grela Bravo

¿Hacia dónde quieres que te lleven tus pasos? ¿Y qué te impide dar ese paso que no has intentado aún?

Frases intraducibles: spread too thin

Estas dos últimas semanas para mí han sido un poco de locura: se me han juntado bastantes tareas y reuniones en el trabajo, unas planificadas y otras no, y la verdad es que he estado bastante liada.

Y como suele pasar, no es que estuviera muy ocupada con una sola cosa en particular, sino que tenía que estar pendiente de varias a la vez, con lo que me pasaba el día en estado de alerta, con la atención repartida (o más bien dispersa), y continuamente cambiando de una tarea a otra.

¿Os suena?

Menos mal que sólo han sido dos semanas, y que ahora viene una época más tranquila, que si no, me hubiera resultado agotador.

Y todo esto me recuerda a otra de esas expresiones que me gustan mucho pero me resultan intraducibles, o que al menos yo no consigo traducir de manera elegante del inglés al español: to be spread too thin (literalmente, estar “untado” o “extendido” demasiado fino). No estoy segura de si la frase vendrá de ahí, pero recuerdo haber leído algo muy parecido en El Señor de los Anillos, en palabras de Bilbo Bolsón:

“Me siento frágil, disperso, como mantequilla untada sobre demasiado pan.”

Creo que todos en algún momento de nuestra vida nos hemos podido sentir así. ¿Y qué podemos hacer? Pues se me ocurren varias cosas:

  • Darnos cuenta de lo que nos está pasando, y reconocer cómo nos afecta física, mental y emocionalmente. Éste es el primer paso: una vez que lo sabemos, ya podemos hacer algo al respecto.
  • Reducir todo lo posible (o incluso aún mejor, eliminar) el hacer varias cosas a la vez, el famoso multitasking. Ya os explicaré con más calma en otro post por qué el multitasking no funciona, pero que sepáis que no funciona, aunque a nosotros nos parezca que sí 🙂
  • Descansar y cuidarnos todo lo que podamos durante este tiempo: horas de sueño, buena dieta, un poco de ejercicio y aire fresco… (nótese que no cuento ver Netflix, ni mirar las redes sociales en el móvil “para desconectar”, eso en mi opinión tampoco funciona, no nos relaja de verdad)
  • Lo que no podamos evitar, tomárnoslo con la mayor calma posible. Esto puede parecer paradójico, pero pensándolo bien: si a la presión que ya está ahí le añadimos otra capa con nuestra propia preocupación, no vamos a conseguir reducir el estrés, sino todo lo contrario, lo aumentaremos. Con paciencia y buen humor, se nos hará más llevadero.
  • Y también muy importante aunque no siempre se nos ocurra: lo que podamos evitar… ¡evitarlo! Aquí me gusta utilizar las cuatro Ds que enumera David Allen en su libro Getting Things Done:
    • Do it (= hazlo ya, si te lleva menos de dos minutos),
    • Defer it (= retrásalo, ponlo en tu agenda para más adelante),
    • Delegate it (= delégalo, que lo haga otro), o
    • Delete it (= bórralo, no es el fin del mundo si no se hace).

¿Estás de acuerdo con estas estrategias? ¿Se te ocurre alguna más? ¿Cómo lidias tú con la sensación de estar “untado demasiado fino”?

Frases intraducibles (o casi)

Seguramente os habréis dado cuenta de que este blog es bilingüe: se publica en español (o castellano), y también en inglés. Tengo la suerte de hablar los dos idiomas, y además soy traductora aficionada, así que con este blog disfruto por partida doble: primero escribiendo el post de la semana, y después traduciéndolo 🙂

Eso sí, de vez en cuando me encuentro con una palabra o frase que me cuesta un montón traducir, algo que suena genial en un idioma pero que en el otro pierde toda la gracia… Y no me pasa sólo en el blog, también en la vida diaria, y me imagino que no seré la única. En casa la mayor parte del tiempo hablo en español, pero hay ciertas palabras y expresiones que las digo siempre en inglés, porque en español no me encajan. Y en el trabajo me pasa lo contrario: hablo con mis compañeros en inglés, y hay veces que me cuesta Dios y ayuda explicarles un refrán o una expresión que sería súper sencilla si la dijera en español.

Una de esas frases que me suena genial en inglés, y por eso la digo siempre así, la aprendí hace años en una clase de yoga para embarazadas. Me encanta por cómo suena y por lo que transmite; se la repito a menudo a mis tres “bebés”, y tambien me la digo a mí misma, porque creo que es algo que a todos nos viene bien oír:

You are lovely, you are lovable, you are loved.

Precioso, ¿verdad? Y en inglés tiene una musicalidad muy especial, casi como una poesía. Pues ahora lo traducimos al español, y queda algo así como “eres adorable, te mereces amor, eres amado/a“. El mensaje sigue siendo muy bonito, pero, ¿en qué idioma te suena mejor?