El otro día, hablando de camisetas personalizadas, mi hija Alicia nos contó que su camiseta ideal sería una negra, lisa, con una sola palabra escrita en blanco bien grande:
No.
Tengo que admitir que le pegaría mucho 🙂
Y también que me alegro un montón de que tenga las cosas tan claras a sus trece años. Porque a mí personalmente me ha costado muchísimo aprender a decir que no.
¿Os suena? Decir a todo que sí, quizá por el afán de ayudar a los demás, por no querer decepcionar a nadie, por gustar y así sentirnos queridos y apreciados, por creernos imprescindibles… Por estas y otras muchas razones, regalamos nuestro tiempo y energía a todo el que nos lo pide. A veces, hasta que ya no podemos más.
Pero hay que darse cuenta de una cosa: cada vez que le decimos que SÍ a algo o a alguien, hay otro algo o alguien a quien le estamos diciendo que NO.

- ¿A quién le estás diciendo que no cuando te olvidas de poner límites y dices a todo que sí?
- ¿Qué tiempo y energía te quedan para ti (y para lo que tú eliges) al final del día, de la semana, del mes?
- ¿Y cuánto espacio te queda para crecer, para disfrutar, para dar la bienvenida algo nuevo e inesperado en tu vida?
Puede que a estas alturas te hayas dado cuenta de que quieres elegir más conscientemente tus síes… ¿pero cómo empezar a decir que no para dejarles hueco?
Una perspectiva interesante puede ser el tomarnos la palabra NO como un acrónimo:
NO = Next Opportunity (“siguiente oportunidad”)
Esta idea me gusta mucho porque tiene una doble vertiente. Por un lado, cuando nos propongan algo que vaya a consumir nuestro tiempo y energía, podemos darnos permiso para evaluarlo y decidir, y si lo que queremos en realidad es dejar espacio para otra cosa que valoremos más, podemos responder de manera amable, asertiva y consciente, desde la seguridad de saber por qué lo hacemos.
Por otro lado, cuando seamos nosotros a los que nos toque recibir ese no, el acrónimo nos ayudará a ver que no es el fin del mundo, y a no tomárnoslo como algo personal. Porque si queremos poder poner límites y que los demás los respeten, lo suyo es que también respetemos los límites de los demás… Y quién sabe, quizá ese no resulte ser justo lo que necesitamos para espabilar, aprender algo nuevo, adaptarnos, avanzar, y acabar encontrando una oportunidad todavía mejor.
¿Te atreves a ponerlo en práctica? Te reto a decir que NO a algo esta semana, a ver qué tal.
Por cierto, ese modelo de camiseta existe, es una buena candidata a regalo de cumpleaños 😉