Si tu vida fuera una película, ¿cuál sería la banda sonora?

Hoy me he vuelto a acordar de una escena que vi hace muchos años en una película, y que me dio mucho que pensar en su día. La acción se desarrolla en una universidad, y la cámara va alternativamente tomando el lugar de los dos protagonistas, un chico y una chica, que van caminando por los pasillos, a punto de conocerse. Los dos llevan auriculares puestos con música completamente diferente: la chica está escuchando música clásica, y el chico, heavy metal o algo parecido. Llega el momento en que se encuentran, se miran, y cada uno percibe al otro desde su punto de vista, con su propia banda sonora de fondo.
Me parece una escena con un poder narrativo increíble. Sin necesidad de utilizar palabras, consigue transmitirnos perfectamente cómo de distinto es el mundo para los dos personajes, cómo de distintas son sus experiencias del mismo momento, por mucho que el entorno externo sea el mismo…
Creo que todos hemos experimentado momentos en que una canción o una música en concreto nos ha hecho ver la vida de otra manera: tal vez nos ha alegrado el día, nos ha dado un chute extra de energía o nos ha traído buenos recuerdos. Otras veces, a lo mejor hemos aprovechado una música más triste o melancólica para permitirnos experimentar un ratito esas emociones. Lo mejor de todo es que podemos elegir en cada momento nuestra “banda sonora”, y no me refiero solamente a la música que escuchamos (que también, y qué suerte tan inmensa tenemos de que exista Spotify).
Nuestra “banda sonora” también son esos pensamientos que repetimos constantemente en nuestra cabeza sin darnos cuenta, esas historias que nos contamos a nosotros mismos, y que según cómo sean, puede que nos ayuden o que nos perjudiquen, que nos den energía o que nos la quiten. Por supuesto, no podemos controlar del todo los pensamientos que aparecen por nuestra mente, al igual que no podemos controlar qué canción suena en la radio. Pero sí que podemos estar atentos y cambiar de emisora cuando haga falta, saltando a otra cosa que nos guste más y nos resulte más util. Y también viene muy bien de vez en cuando editar nuestras “playlists”, y así aprovechar para quitar canciones viejas que ya no resuenan con nosotros, y añadir canciones nuevas que nos apetezca probar.
¿Qué te parece la idea? ¿Cuál es ahora mismo la banda sonora de tu vida? ¿Y te apetece mantenerla, o quizá ya es hora de cambiar?