Una conversación que se repite bastante a menudo en nuestra casa, y que seguro que os suena, es el negociar en un momento dado qué es obligatorio y qué es opcional.
La especialista en esto es mi hija Alicia, aunque sus hermanas no se le quedan atrás. Cuando le pido algo que no le convence, Alicia pregunta: “¿tengo que (hacerlo)?”. A lo que mi respuesta la mayoría de las veces es: “sí”.
Pero no siempre. Así que hace bien en preguntar 🙂

De hecho, seguramente es algo que muchos de nosotros deberíamos preguntar(nos) bastante más a menudo: esto que está aquí delante de mi, esto que “tengo que hacer”, ¿realmente tengo que hacerlo? ¿Quién lo dice? ¿Qué pasa si no lo hago, o si lo hago de manera diferente?
Está claro que la respuesta puede ser que sí, que hay que hacerlo, y quizá aún lo sea la mayoría de las veces, pero igual nos sorprende y resulta ser un no más a menudo de lo que creíamos. O puede que se nos ocurra otra alternativa, una solución intermedia que sea incluso mejor que la anterior… Al plantearnos la pregunta nos permitimos ver las opciones, y tenemos más capacidad de elegir.
Por supuesto que sea lo que sea lo que decidamos, tenemos que ser responsables y asumir todas las consecuencias. Pero la clave está en que tenemos opciones, aunque no siempre las veamos, aunque no siempre nos gusten. Pero las tenemos. Y una vez que nos damos cuenta y las vemos, podemos elegir la que mejor nos parezca, y el “tengo que…” se convierte en “elijo…”, y la carga se hace un poquito más ligera.
Aquí tenéis par de citas sobre este tema que me encantan, y que van un paso más allá, invitándonos a elegir cómo relacionarnos con lo que nos pasa en la vida:
El dolor es inevitable. El sufrimiento es opcional.
Buda
Esta la oí por primera vez en una clase de yoga (¡gracias Carsun!), y me acompañó especialmente a la hora de dar a luz a mis niñas, antes de darme cuenta de que se puede aplicar a todo en la vida, no solamente al dolor físico.
Y esta otra la he oído recientemente, me ha parecido muy adecuada a los tiempos en que vivimos:
El cambio es inevitable. El crecimiento es opcional.
John C. Maxwell
¡Ahora tú eliges!
Has leído “The paradox of choice: why more is less”? Un ensayo donde se ve que no siempre te era muchas opciones de elección te aporta capacidad de decidir. A los “maximizers” como yo misma, de hecho nos crea un poco de ansiedad tener muchas elecciones. Nos podríamos concertina en el asno de Buridan de la paradoja aquella… 😉.
Cierto, demasiadas opciones pueden ser contraproducentes… gracias por la idea Rocío, ¡eso da tema para otro post! Este es más para cuando nos abruma el peso de las obligaciones, y nos parece no tener opciones en absoluto. Lo ideal es un término medio, y poder elegir sin agobiarnos 🙂