Todas las épocas del año tienen sus tradiciones, y en el hemisferio norte, ahora nos tocan las de otoño.
En Cáceres (España), donde you nací y crecí, al día 1 de noviembre se le conoce como “el día de las castañas”. Es el día de Todos los Santos, seguido del día de Todos los Difuntos, cuando muchas familias visitan los cementerios para recordar a los seres queridos que ya no están.
Cuando yo era pequeña no conocíamos nada de Halloween, ni de Diwali, ni siquiera de la tradición mexicana del Dia de los Muertos. Y mi familia no tiene la costumbre de visitar el cementerio. Pero lo que sí hacíamos todos los años por estas fechas era asar castañas, ¡qué ricas!

A medida que pasan los años y vamos creciendo, vamos teniendo la opción de continuar con ciertas tradiciones, aparcarlas si ya no tienen mucho sentido para nosotros, o irlas transformando según lo que consideremos importante. Yo guardo muchos buenos recuerdos (y un buen taco de fotos, ¡reveladas en papel!) de cuando en época de instituto y de universidad salíamos al campo la pandilla de amigos a asar castañas. Luego años después, al llegar a Irlanda, nos quedamos alucinados con las celebraciones de Halloween, sobre todo con la versión más original celta, con sus hogueras, además de las tradiciones que habían llegado de Norteamérica como el trick or treating y las calabazas.
Pero incluso aquí en Irlanda y rodeados del espíritu de Halloween, casi todos los años nos seguimos juntando unos cuantos irreductibles españolitos a hacer una “castanyada”, como dicen los catalanes, pasándolas canutas a veces para encontrar las dichosas castañas 😀 Aunque en realidad da igual, las castañas son otra excusa más para reunirnos, al igual que principios de verano nos reunimos por San Juan para “saltar la hoguera”.
Ahora en años más recientes, gracias a vivir en un barrio multicultural y a tener compañeros de trabajo de la India, también hemos conocido la tradición de Diwali, el triunfo de la luz sobre la oscuridad, que tiene mucho sentido en esta época del año en que los días se acortan y las noches se hacen eternas. Acabamos de cambiar la hora en Europa, la semana que viene la cambiarán en América, y las tardes oscuras parece que nos invitan a todos a entrar en hibernación.
Por eso me encantan las luces de Diwali, las de Halloween e incluso las de Navidad (aunque aún sea un poco pronto), me parece que aportan una chispa de alegría en esta época del año tan gris… Al fin y al cabo, en el fondo todo vuelve a lo mismo: luces y sombras, la esperanza de ver que la oscuridad es pasajera y que más adelante vendrán tiempos mejores.
Mantenemos tradiciones porque nos dan sensación de familiaridad, de comodidad, de seguridad. Pero como pasa con todo en la vida, si nos las tomamos demasiado en serio, pueden acabar convirtiéndose más en una fuente de estrés que de disfrute, así que os dejo con un par de citas que me han gustado sobre este tema:
Sólo porque algo sea tradicional no quiere decir que haya que hacerlo, claro está.
Lemony Snicket, The Black Book
La tradición es una guía, no un carcelero.
W. Somerset Maugham
Y tú, ¿qué tradiciones, nuevas o viejas, tienes para este otoño?