Hoy os traigo una cita con la que me he topado esta semana, sacada de un libro sobre gestión de equipos que se llama Software for your head (“software para tu cabeza”). Tengo que admitir que el libro en sí no me lo he leído, aunque me parece que tiene muy buena pinta, y al menos el título pega mucho con el espíritu de este blog 🙂
Ya sea que los miembros de un equipo estén desperdigados por el mundo o apretados hombro con hombro en filas de cubículos, la distancia siempre es el problema principal que surge entre colaboradores. El remedio para la distancia es la presencia. Claramente, es más fácil distinguir las dificultades generadas por la distancia cuando un equipo está disperso geográficamente, y los problemas se suelen atribuir más a los kilómetros que a las mentes. Sea cual sea su situación geográfica, la tarea principal de cualquier equipo es superar la distancia. Pero lo que debe superarse es la distancia psicológica entre las mentes de las personas, más que el espacio físico que haya entre sus cuerpos.
Jim & Michelle McCarthy – Software for your head

El libro se escribió hace más de veinte años, y si este párrafo ya era cierto seguramente entonces, yo diría que ahora lo es todavía mucho más, tanto dentro como fuera del entorno laboral. Vivimos tan distraídos en nuestra vida en general, tenemos normalmente la atención tan dispersa, que nos cuesta estar de verdad presentes con la persona que tenemos delante en cada momento. A menudo estamos sin estar realmente. O estamos, pero a medias, dedicando sólo un cachito de nuestra atención a la otra persona. Y lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado a vivir así, lo consideramos normal, y tenemos todo tipo de excusas para justificarlo.
Pero cuando hacemos el esfuerzo y de verdad estamos presentes, aparcando durante un rato todas las distracciones, se nota la diferencia, y mucho,. La conexión se vuelve más profunda, el momento compartido es más valioso. Y si estamos en un entorno laboral, lo más seguro es que la comunicación sea más eficiente y ayude mucho a sacar adelante el trabajo.
Así que estemos donde estemos, acordémonos de que el mejor regalo que podemos hacer a los demás es nuestra presencia, nuestra atención plena, durante el tiempo que pasemos con ellos. Familiares, amigos., compañeros de trabajo, da igual quien sea. Y la distancia deja de importar.